domingo, 3 de enero de 2010

“Y renace la posibilidad de recomponer la imagen corporal”


…Todos sabíamos acerca de su deseo,
Y quisimos acompañarla.
Una vibración rompe el silencio,
nos propone y nos invita.
Así es como una tras otra fluyen las vibraciones,
y configuran una armonía.
Entonces ella se atreve y nos dice
Yo también creo que estuve allí.
Es más, creo que nunca me fui.
También llegué aquí.
En ese entonces tenía cinco años.
Recuerdo un parque enorme, mi padre, mi madre y mis hermanos.
Aquella vez, hubo algo que quise decir,
y no pude.
En aquel silencio quedaron las palabras aprisionadas.
Muchos años pasaron desde entonces,
Larga ha sido la agonía de mi padre
que siente culpa ante cada palabra que intento decir,
ya que estas se aglutinan, se quiebran, no expresan.
En todos estos años,
él quiso saber y entender.
En todos estos años,
yo quise decir y explicar.
Era tan simple lo que quería decir.
Mira a su padre y obsequiándole una lágrima
que se disuelve para liberar esas pocas palabras,
que fueron atesoradas durante tantos años,
Le dice:
Yo sé que no era posible, pero sabes,
“Yo no me quería ir”…

Y renacen las palabras, aquellas quebradas en cada tartamudeo”.

Fragmento basado en socio-psicodramas

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