lunes, 22 de marzo de 2010

Y la vida se puso en marcha ...


Cada Ser tiene un modo particular de transitar su camino; ese modo se ve expresado en pequeñas acciones, como cortar un mazo de cartas. Hay quienes simplemente saltan de un lugar a otro, quienes recorren el espacio que aleja la primera mitad de la segunda, quienes lo dejan cerca, quienes lejos; algunos reflexionan, lo hacen en varias partes, quienes no titubean ... o al cruzar la calle: hay quienes respetan las normas, quienes van atentos, quienes arrancan, dudan y vuelven, quienes lo hacen en línea recta, quienes zigzagueando entre los autos.

Así, nuestra coordinadora nos sugirió buscar nuestro modo personal de transitar el camino hacia el libro:

Y hubo quienes caminaron despacito, siempre despacio, pero sin detenerse, hasta llegar. En el camino, dejaron una propuesta a la juventud, y se llevaron el mensaje de no dejarse detener, ni siquiera por los seres queridos. Y llegaron al libro ... y quienes quisieron divertirse, jugar, dejarse sorprender y seducir por cada nuevo rincón, yendo de aquí para allá. Había que enfrentarse a un mandato de silencio y de culpa, “si otros no pudieron ser felices, no es justo que vos lo seas”. Hubo que buscar el equilibrio entre la mirada en el objetivo y la que se detiene en el recorrido. Y llegaron al libro, y el azar quiso que el libro hablase:

El Viajero
“¿de que caminos ocultos salió al encuentro el viajero,
hablando una lengua distinta
despertando notas con cantos de sirena?
Ronca manifestación la de tu ser desconocido,
conocido caballero que invita al alma
a reencontrarse con el cielo......”
Violeta Cambra

Hubo quienes no podían encontrar su objetivo, y quedaban paralizados por el torbellino de energía e impaciencia que no permitía avanzar y generaba bronca, y por una serie de fuerzas internas que insistían en empujar en direcciones distintas (los brazos que empujaban en direcciones opuestas, el intelecto que aturdía, las piernas ansiosas por caminar, saltar, correr, hundirse, el corazón). Hubo que ponerlas de acuerdo, confiar en otro que presta su mano a modo de sostén para poder llegar al libro, que dio su respuesta:

“Siendo niña sabía de mis dos grandes fuerzas, la espiritual
y la relacionada con las artes. Las dos fueron creciendo
juntas; quizá en determinado momento fui un puente para
trasmitir fe, mientras el arte seguía creciendo en silencio
acompañado de soledad y libertad.
Aquí están todos los caminos, no hubo tiempos ni
hipocresías. Solo el poeta sintiendo, plasmando.
Ahora sé cual es el sendero. El equipaje esta aquí.
Ya no me pertenece, si a quién lo encuentró.”
Violeta Cambra


Ahora que pude avanzar, estabilizarme, aprender, ser sostenida, es que puedo ser sostén de otros.

Hubo quienes solo se disponían a dar el primer paso de un nuevo camino, y tomaban del libro lo que tuviera para darles:

Hermoso calendario
“Tienen que ser tus ganas las que afronten todo lo nuevo que está naciendo en ti. No temas a los sentimientos porque solo crecerán con el amor. Todo ocupará un lugar, el que tú decidas darle, no te olvides: uno es todo. Déjalo crecer, no lo limites, todo tiene que ser para dejar de serlo. Después, si, serán hojas de un hermoso calendario que te gustara recordar. No te olvides, te dejo todo y no te dejo nada.
Si te sientas, dejando a tu ser sintiendo profundamente todo lo vivido, te dejo todo. Si caminas ligero sin tomar tus tiempos, no te he dejado nada. Todo está en ti, el principio y el fin.”
Violeta Cambra


Cada uno de nosotros reflexionó y vivenció su propio modo de transitar un camino, visualizó y encontró una forma de vencer los obstáculos internos y externos que se fueron presentando, se enfrentó a otros modos posibles, y llegó al alma de otro a través de su arte como recompensa y como mensaje. Jugamos, pensamos, sentimos, desafiamos, reflexionamos, compartimos, aprendimos, expresamos... liberamos los diversos lenguajes en muchos de sus niveles simbólicos, elaboramos, integramos, creamos. Son algunas de las palabras que describen tanto el proceso del psicodrama en general, como la singularidad de este pequeño episodio.

Yanina Penna
Estudiante del taller
Trabajo de socio-psicodrama realizado con el libro
“Ejército de resurrección” de Violeta Cambra

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quiero felicitar a Yany por la descripción poética de lo trabajado en el taller, ya que no es fácil escribir trasmitiendo lo que hemos compartido sociodramáticamente.

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